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martes, 7 de agosto de 2018

Relatos

El Elixir del sexo


Aquel fin de semana habían ido a una feria de artesanía de un pueblo cercano. Su mujer lo había dejado a recaudo de una pareja amiga y se había ido de tiendas a la capital, por lo que se veía paseando por un típico pueblo con encanto, solo, aguantando como los dos enamorados de sus amigos iban de parada en parada mirando objetos inservibles. 

- Mejor llegar pronto e ir a desayunar.- Le dijo Claudia el dia anterior.- Conozco un bar buenísimo, y desde allí podemos ir andando, pues podemos dejar el coche justo donde empieza la feria.

Juan había intentado declinar la oferta, pero habían intereses laborales. Pedro, el amigo de claudia, trabajaba en una gran empresa exportadora de vinos y licores, y en aquel pueblo había una importante bodega. Lo tenían que ver en la feria, si o si. Además tenían que hacer de niñeras de un grupo de jóvenes del pueblo.

Llegaron y como le había prometido claudia aparcaron en un solar a pocos metros de donde ya había alguien montando una parada. El bar del que hablaban estaba justo en frente. Allí esperaron con un café a que llegaran los jóvenes que tenían que acompañarlos. Era difícil resistir allí solo con el café, pues era un bar con un apartado con bufet libre, donde por pocos euros podías escoger lo que quisieras y ponerte hasta arriba de comida, siempre que no dejaras nada de lo que habías pedido. Si dejabas algo no podías continuar consumiendo. 

Llego el grupo de adolescentes, todo chicas, 6 en concreto. Se fijo que eran de muy diferentes edades, con al menos 3 que ya deberían estar superando los veinte. Después de una conversación rápida, se enteró que faltaban 4 chicos y una chica más, así que agradecía que al final solo fueran aquellas chicas, porque ir con 11 críos por la calle era una autentica faena. 

Pasaron al bufet, en el que estuvieron casi 2 horas comiendo y charlando. Enseguida descubrió que aquello no era tan mala idea. De las seis chicas originales, se quedaron en tres, las más mayores. Eran jóvenes chicas que como todas las mujeres a esa edad, le parecían guapas y alegres. Si solo eran tres, podía ser divertido, además de alegrarse la vista con los juveniles cuerpos. 

- Pienso ya como un viejo que ya solo piensa en alegrarse la vista.- Se dijo para si mismo.

Cuando empezaron la visita la feria estaba ya al máximo de afluencia, y costaba caminar, o no separarse. Siguieron una calle principal parando en todas las paradas. Su amigo Pedro hablaba con todos los vendedores, y cada parada podía durar entre 5 y 10 minutos, por lo que hacer la calle principal les llevo algo mas de una hora. El grupo de separaba y se juntaba a ratos. Las chicas solían ir juntas, pero de vez en cuando alguna de ellas se quedaba con él a explicarle algo de la tradición local. La que más tiempo pasó con el, era la que parecía más mayor, y era la más alta y guapa. Era terriblemente atractiva y simpática. 

Se paro en un puesto local, un hombre vendía toda clase de productos mágicos, pero le llamó la atención una pequeña botella opaca con una etiqueta indescifrable. Colgada, tenia una etiqueta tipo precio que ponía “drinc me” haciendo clara referencia a Alicia en el país de las maravillas. La cogio, y vio como el vendedor sonreía. 

- Elixir de amor, consigue todo lo que quieras de una mujer. Excitación asegurada.- Ponía la etiqueta.

La dejó donde estaba, he hizo como si nada.

- Es muy típico de aquí, dicen que ninguna mujer puede resistirse. - Le dijo Eva, la atractiva chica que le estaba acompañando todo el rato.- Aquí ha provocado unos cuantos embarazos no buscados.
- Es la ultima que me queda.- Dijo el vendedor sonriendo.

- Igual es un buen regalo para tu mujer.- Le dijo Eva para rematar.-

Hizo como si no hubiera escuchado nada. Era evidente que si aquello funcionaba, no lo iba a utilizar con su mujer de coño seco. Prefería utilizarlo con una chica como Eva. Igualmente no lo iba a comprar delante de ella. No era caro, y podía ser un bonito regalo, igual si podía hacer algo por su triste matrimonio. Volvería luego. 

- Juan, ¿puedes acompañar a las chicas a aquel bar?- Le dijo Claudia indicando un bar que estaba fuera de la calle principal y un poco escondido. - Ahora iremos nosotros. No tardaremos porque ya casi es hora de comer.

Parecía que tenían que ir al lavabo, las tres a la vez, como no, y ya aprovecharían la parada para tomar algo antes de ir a comer. 

Ahora lo acompañaba Luisa, la mas joven de las tres, también la que podía considerarse menos atractiva. Era bajita y rellenita, con un culo generoso y bien formado, los pechos eran grandes, duros con dos pezones que parecían apunto de atacar siempre. Era de las tres la más loca y graciosa, también tenia un toque picante que le volvía loco. No era atractiva como las otras dos, pero tenia algo que le atraía profundamente. 

- Me la follaría.- Se dijo para si mismo.

Si, se follaría a cualquiera de las tres, y casi a cualquier mujer, por lo desesperado que estaba, pero aquella chica lo excitaba de una manera particular. 

- ¿Me pides algo de beber?.- le dijo entregándole el bolso.

Las tres juntas se fueron al lavabo que parecía abarrotado, el intento pedir dos coca-colas, pero desistió del intento. Al final le trajeron una, y pidió otra aprovechando que estaba el camarero. 

Al lado una joven pareja estaba hablando, y el sacó una botella. Era la del famoso elixir. Vio como vaciaba el contenido en un vaso y se lo dio de beber a la chica. Al poco estaba intentando meterle mano allí mismo al chico, se levantaron y se fueron morreando casi apunto de desnudarse por el camino. Los vio salir por una puerta lateral sobándose el uno al otro completamente desinhibidos. No se lo pensó dos veces, cogió el vaso de la mesa de al lado y lo puso en la suya. 

- Hola Juan. - Era la voz de Claudia, casi lo pillaba cogiendo el vaso.- ¿Donde están las niñas?

- Yo ya estoy.- Era la voz de Luisa.- Esto es para mi?

No tubo tiempo de reaccionar, Claudia le estaba hablando y no podía estar por las dos al mismo tiempo. Se giro y vio como casi se acababa el vaso de aquel elixir. Claudia se había ido a pedir algo también, y ahora podía ver horrorizado la escena. Pensaba guardar aquel elixir, pero se lo había bebido aquella niña. 

- Te has pasado pidiendo alcohol para mí, no? Que quieres emborracharme?.- Le dijo con mirada picara con sus ojos verde intenso. - Suerte que soy mayor de edad y estoy acostumbrada.

- No es que…. Era para.. mi.

- Era tuyo? Como te vi con la coca-cola, no me lo pensé.

- Eh!!!

La llegada de las chicas le salvo de dar explicaciones. Se juntaron todos y estuvieron un rato bebiendo, cuando llego Pedro se levantaron y se fueron. 

Nunca había pasado rato tan malo. La chica no dejaba de echarle miradas lascivas, de coquetear con el, de tocarle… Aquel elixir hacia efecto hasta con desconocidos. Agradeció moverse un poco para ir a comer. Intento dejarlas a tras, pero Luisa no lo soltaba, lo cogía de la mano, le decía cosas a las amigas y se reían mientras lo miraban. En la cara de Luisa, se veía como poco a poco sus mejillas se sonrojaban, y como se iba transformando poco a poco, en la divertida joven, en una mujer sedienta de sexo. 

- Me comería una buena polla madura ahora mismo.- Dijo en voz audible a una de las amigas.

Vio como juntas se reían cuando el las miro escandalizado. E intentó poner tierra de por medio. Pero pocos metros, más adelante Pedro estaba parado hablando con otro vendedor, no tubo más remedio que detenerse. Luisa lo alcanzó y se apoyo en el acariciándole como si fuese algo casual. Se topó con el paquete duro de Luis, lo apretó suavemente con sorpresa primero, como si hubiera sido solo un accidente, luego acariciando todo su recorrido. El se quedo petrificado.

-Uf me estoy poniendo enferma. - Dijo en voz alta

- ¿Como?- Dijo Claudia. - ¿Te encuentras mal?

Luisa había dejado de sonreír y le había quitado rápidamente la mano del paquete. 

- Dios, no podemos permitirnos que te pongas mala. Te vas ahora mismo para casa.

Claudia parecía desesperada, intento hablar con su marido, pero estaba muy ocupado.

- No te preocupes, vivo muy cerca, y juan se ha ofrecido a acompañarme.

- De verdad.- Claudia parecía más tranquila. - Si luego te encuentras mejor nos llamas y vienes a comer.

Claudia le indico que tenia que hacer. Era mejor que la llevara en coche, a pesar que el pueblo no era muy grande. El parking estaba justo detrás de donde estaban en ese momento, y rodeando el pueblo por fuera, llegarían donde vivía luisa. Podría aparcar allí, y caminar por la calle principal hasta encontrar un gran restaurante donde iban a comer. 

Él se había intentado negar, pero era imposible. Parecía que aquella chiquilla era demasiado importante para ellos. Por una parte le excitaba encontrarse a solas con aquella chica que estaba como una moto, pero sabia que solo era una fantasía, y que no podía hacer eso. 

La chica se colgó de él todo el trayecto, parecía como borracha, pero hablaba claramente y todas sus frases contenían obscenidades muy medidas. 

- ¿Que guardas en el pantalón? ¿un pepino? Era enorme. - Y se puso a reir.

El intentó aguantar el tipo como pudo. La miraba y se deshacía por dentro. Si se descuidaba acabaría follándosela. 

Llegaron al coche, y aliviado, le abrió la puerta del coche. Ella se dejó caer poco a poco en el asiento del acompañante, apoyando una mano en su cadera, acariciando su cuerpo. La mano bajó hasta su paquete, lo tocó.

- He quedado en la posición ideal- Le dijo con mirada picara.

Al sentarse, había quedado con la cara a la altura de su paquete, y ella inteligentemente lo había cogido para apoyarse y lo había atraído hacia ella, quedando a muy poca distancia. El intentó apartarse, pero ella hecho una mano a su pantalón.

- Dejame ver si esto que noto es de verdad o es algo que te has metido para aparentar.

Él ya no podía más, dejó que le desabrochara los pantalones, y sacara su polla. Estaba que podía explotar en cualquier momento. 

- Dios, pero que pedazo de polla.- Dijo ella sonriendo.

Sin dudarlo se la metió en la boca y empezó a chupar como loca. Subía y bajaba sin importarle que estuvieran muy a la vista. Con la mano se la movía a un ritmo frenético. Él no estaba preparado para aquello. Llevaba mucho tiempo sin tener sexo y años sin tener sexo placentero. 

- Vas conseguir que me corra.

- Eso busco.- Le dijo sonriendo.

No le dio tiempo a decir más un enorme orgasmo atravesó su cuerpo y le hizo perder la noción del tiempo, y casi la consciencia. Un enorme torrente salio de su polla y acabó en la boca de ella, que continuaba chupando como loca, tragando todo lo que salia. Solo paró cuando ya tenia la polla blanda en la boca. 

- Lo siento.- Dijo el un poco avergonzado.

- No te preocupes, me suele pasar, no me duráis mucho. Pero nunca me habían llenado tanto.

Vio como recogía una gota de semen de la punta de su polla, retirándola con el dedo, y llevándosela a la boca. Volvió a meterse la polla en la boca. 

- Tengo el coño a mil, espero que me devuelvas el favor.

- Oye, igual no deberíamos…

- Si hombre, te vas ha echar a tras después de llenarme la boca de semen y dejarme aquí con el coño echando humo.

Lo atrajo hacia él, a la parte de atrás del coche. Ella se quito sin pudor, los pantalones, las bragas, el suéter y el sujetador. Abrió las piernas, y le enseño un sexo húmedo y abierto. Lo medio obligo a meter la cabeza entre las piernas y a comerle el coño. 

- Parteme, atraviesame con esa polla enorme que tienes.- Le dijo cuando solo llevaba unos minutos chupando clítoris.

Él se puso sobre ella sin pensárselo, y solo con encarar la punta de su polla frente al húmedo coño, esta entró hasta el final, resbalando entre las profundidades de aquel inundado sexo. Ella contuvo el aire al sentirla. 

- Joder que grande, joder que grande.- Iba diciendo a ratos. - Me vas a a partir.

Eso le daba alas para aun meterla más hondo y a más profundo la metía, más gritaba ella. Hubo un momento en el que pensó que realmente la había desgarrado por dentro, al sentir como si una pared interior se abriera, y algo nuevo en el coño cediera. Ella estaba exhausta y jadeaba de placer, los dos estaban sudados. La sacó desde las profundidades, y fue como descorchar una botella de champang. La polla salió poco a poco, milímetro a milímetro, nunca se la había visto a si mismo tan grande. Estaba envuelta en fluidos resbaladizos, blanquecinos, y al salir, también salían chorreando de dentro de ella. Era como si el se hubiera corrido abundantemente, pero sabia que no lo habia ello hecho. Era ella que se había corrido como loca.

- Ufff, como esta. -dijo ella jugando con la polla húmeda.- Me he corrido como nunca. Realmente me has destrozado. Creo que me has cambiado la medida del tampax.

Se tiró sobre la polla y volvió a comérsela, sin importarle la humedad de sus propios fluidos. 

- Cuando está así, me pongo cachondisma. Saber que man dado caña y me he corrido hace que aun me den mas ganas de folla.

Se puso sobre el, a horcajadas, e introdujo la polla otra vez en su interior. Empezó a cabalgarlo como loca. El se sentía inundado por toda aquella carne joven. Las grandes tetas le tapaban la cara, y hacían imposible, que no estuviera todo el rato comiendo un pezón y otro de forma alternativa. Aquella chica no lo soltaba mientra se corría una y otra vez y los fluidos le resbalaban por la polla hasta manchar el asiento del coche. Iba a correrse y ella no parecía dispuesta a moverse. 

En un momento, con un movimiento rápido, ella se salió, se puso de espaldas a él, y el ofreció el carnoso culo. 

- Rápido, metela por detrás, y correte. Metela antes de que me arrepienta. - Le dijo jadeando.

Se encontró con un culo muy estrecho, pero la lubricación natural del coño, hizo que fuera fácil entrar. Era su primer anal, el primero de los dos. No aguanto, y se corrió abundantemente mientras ella movía las caderas de forma endiablada, follándose ella misma el culo. 

Se quedaron un rato jadeando en la parte de atrás del coche. Ahora él era plenamente consciente de lo que habían hecho. Ella no dejaba de recordarle que le había reventado por dentro, que tenia un pollón, pero ahora además parecía arrepentida. 

- Esto se me ha ido de las manos, no se como me he puesto tan cachonda.- Decía aun jadeando. - Pero con ese pollón normal.

El estaba impresionado. Era el mejor polvo de su vida, el elixir era efectivo, pero se había acabado. Sin embargo, había valido la pena. Si tenia que poner los cuernos a su mujer, no había mejor manera. Supuso, que el elixir hacia que la chica viera su polla como una cosa enorme, no es que pensara que la tuviese pequeña, pero tampoco era como para exagerar. Aunque la sensación de haberla roto, si era cierta, y la sensación de estar tocando fondo también. 

Se adecentarón y salieron del coche. 

- Vamos a comer, supongo que no habrán llegado aún y nos dará tiempo a ir al lavabo a disimular un poco. Atajaremos por aquí.

Fueron por callejuelas, evitando las zonas más concurridas, serpenteando una tras otra. 

- Espera!- Le dijo parando frente a un bar pequeño.- Los conozco, podre pasar al lavabo.

Entró, y cuando salió parecía realmente otra. Se había lavado la cara, y era como si realmente hubiera estado enferma y ahora recuperada. 

- No te ralles mucho, estas cosas pasan, es como si me hubieras puesto algo en el alcohol ese, pero no te preocupes, soy responsable de mis actos. Ahora vamos y no digas nada.

Entraron de llenos a una calle principal, la gente se agolpaba en las paradas, subieron por la calle, y de golpe sintió que lo llamaban. 

- Luis, aquí!

Era Claudia que junto a su marido, estaban parados en otra parada, otra parada típica de vinos y licores. Vio como Luisa se alejaba y se encontraba con sus amigas, pronto comenzaron las risas y los susurros con miradas continuas hacia él. 

- Donde está Luisa?

- Se recuperó e insistió en volver.

- Bueno, mejor.- Se giro hacia la parada donde estaban.- ¿Conoces el producto estrella de este pueblo?

El vendedor que hablaba con Pedro, le tendió un pequeño vaso de licor. Erá como una especie de vino, con un toque a miel, bastante alcohólico. Muy potente, pero al mismo tiempo delicioso. Saboreo en al boca un segundo trago. 

- Es de la mayor fabrica del pueblo, y es una especialidad local patentada. Los proveedores de Pedro. Pero los miman como si fueran ellos los clientes. El dueño de la empresa es el padre de Luisa.

Se quedó pensativo con el segundo trago en la boca. Se acababa de follar a la hija de alguien importante. Pasó el trago.

- ¿Recuerdas la botella que estabas mirando antes?- Era Eva que se había acercado por detrás. - Ese brebaje lo hacen rebajando con agua este licor. Dicen que es afrodisíaco, pero evidentemente no lo es.

Se quedó mirando a las chicas con un tercer trago en la boca. Casi se le salé al atragantarse, pero consigio retenerlo. 

- Vi toda la escena mientras esperaba para ir al lavabo, y no fui. Quise gastarte una broma pero se me fue mucho de las manos. - Le dijo Luisa mientras continuaban el camino.

Se puso a pensar. 

Se le había escapado de las manos la broma del afrodisíaco…. 

Comenzó a reírse sin poder parar y estuvo riendo todo el día. Los otros lo miraban como si estuviera loco, y comenzaron a reírse contagiados. Y penar que había estado a punto de darle aquello a su mujer. 

El mundo esta lleno de sorpresas para amargarse la vida con cadenas.

2 comentarios:

  1. Estoy muy feliz de decir que es una publicación interesante para leer. Aprendí nueva información de tu artículo, estás haciendo un gran trabajo.

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  2. este artículo da la luz en la que podemos mirar la realidad

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